Desde la Red Mérida Feminista y SOMOS, movimientos feministas y LGBTIQ+, alertamos a la opinión pública que los últimos menos hemos visto con preocupación cómo distintas voces feministas —algunas de muchas influencia y alcance comunicacional— se manifiestan en oposición a la diversidad y concretamente en contra de los derechos y exigencias de las personas trans y no binarias bajo falacias seudocientíficas y discursos de odio que pretenden imponer una visión cisheterosexista con una agenda basada en privilegios de algunas y que elimine a la mayoría de mujeres que no encajamos allí. Mujeres que utilizan el feminismo para manifestarse abiertamente contra las mujeres trans, criminalizándolas, negando su identidad, su lucha u oponiéndose a las demandas legislativas sobre los derechos de mujeres históricamente violentadas y oprimidas no solo por el patriarcado sino también por la transfobia estructural de las instituciones y la sociedad venezolanas. Estas mismas feministas, son capaces de justificar la transfobia, disminuirla o callar ante su presencia. Subrayamos que nuestra preocupación aumenta cuando notamos que estas posturas anti-derechos, conservadoras y excluyentes comienzan a gestarse sigilosamente en los discursos de feministas venezolanas.
Hemos escuchado y leído con estupor en las últimas semanas difusión de textos transfóbicos, falacias en nombre de la biología que apuntan a la negación de las mujeres trans y criminalización del colectivo con discursos de odio que van desde supuestas violaciones en baños hasta alertas de robar puestos y anulación de las mujeres cisgénero. Algunos de estos argumentos que han sido utilizados apelando a la biología como hechos innegables e inalterables resultan similares a los que usó el patriarcado para mantenernos en el espacio privado durante siglos, argumentando que las diferencias biológicas de nuestros cuerpos condicionaban y explicaban que nuestro rol fuese principalmente el de madres y esposas. Hoy sabemos que las ciencias no son del todo objetivas y que tienen una intencionalidad dentro del complejo esquema de relaciones de poder de las sociedades. Así, las teorías Queer surgen para explicar y reivindicar la realidad de millones de seres humanos que han sido históricamente marginados por las ciencias. Negar y objetar las Teorías Queer no hará desaparecer a las personas trans y personas no binarias.
El feminismo venezolano, en comparación con los distintos movimientos latinoamericanos, apenas está despertando, y además de tener que erigirse fuerte y valiente ante el machismo naturalizado y generalizado en los distintos ámbitos de la sociedad, también debe enfrenta y hacer cara a las terribles condiciones de un país que sobrevive una Emergencia Humanitaria Compleja sin precedentes en la historia del Continente; donde la crisis de salud, alimentación, economía y política no solo afecta de forma diferenciada y estructurada a las mujeres venezolanas, sino que dificulta cualquier acción ante nuestros derechos civiles, político, sexuales y reproductivos. En donde tienen que sentar las bases y construirse nuevos puentes que nos permitan accionar, debido a la fractura que ha ocasionado la polarización política en los distintos movimientos feminista del país. Y en estas condiciones, muchas feministas seguimos apostando y luchando por la libertad, la igualdad y la inclusión de todas las mujeres en los distintos ámbitos de la sociedad venezolana.
Por eso, no podemos quedarnos calladas ante lo que hoy nos preocupa, y tomamos posición, fuerte y clara: Las mujeres trans son y somos mujeres.
Mujeres como tú, como yo, como nosotras.
Sin matices. Son mujeres que han tenido que vivir todo tipo de violencias por parte de una sociedad patriarcal y machista, donde son menospreciadas, ridiculizadas, explotadas y discriminadas, quienes se le niega el derecho a la identidad, al estudio, al trabajo y a la vida. Quienes, pese a ser uno de los grupos con mayor riesgo de trata y explotación sexual, han sido excluidas de la Fiscalía 95 especializada en el delito de la trata creada por el Ministerio Público. Quienes son asesinadas, golpeadas, violadas, esclavizadas y prostituidas como mujeres. Mujeres que ni siquiera llegan a ser números y/o estadísticas, porque si no contamos con la información oficial por parte del Estado sobre las víctimas de violencia de género en este país en crisis, menos contamos con la información de aquellas mujeres a quienes se le niegan el derecho más básico de todos: el ser.
Nuestro feminismo, nuestra lucha, es por TODAS LAS MUJERES.
Mujeres trans, mujeres negras, mujeres indígenas, mujeres blancas, mujeres racializadas, mujeres migrantes, mujeres lesbianas, mujeres mayores, mujeres campesinas, mujeres estudiantes, mujeres diversas, mujeres bisexuales, mujeres menstruantes y no menstruantes.
Ancianas, madres, niñas y adolescentes.
Por y para las Mujeres.
Reconocemos la interseccionalidad de las mujeres, donde, dentro de nuestra diversidad se pueden sufrir múltiples y distintos tipos de violencia; así como la necesidad de oponernos a todo orden binario que establezca categorías jerárquicas que puedan ocasionar diversas y sistemáticas opresiones entre las mujeres. Señalamos a aquellas voces “feministas” que intentan imponer sus conceptos de género e identidad, desvirtuar y disminuir la autopercepción de las personas trans, o negar su existencia y realidades haciendo uso de las ciencias, cuando la misma ciencia —en constante crecimiento, descubrimiento y formación— intenta entender la transexualidad y la intersexualidad.
Nos oponemos a la priorización de la agenda cishetero que anula, posterga e invisibiliza las demandas de las mujeres más vulneradas. Nos oponemos a esas voces, en su mayoría concebidas entre las teorías de un falso feminismo radical, cuya concepción no aborda la interseccionalidad y el colonialismo, que se niegan a romper con lo establecido, y que su desconstrucción es parcial, sujeta a sus privilegios, luchas e intereses. Los movimientos que firmamos esta proclama nos distanciamos rotundamente de cualquier discurso de odio disfrazado de feminismo y, más aún, de grupos de mujeres que excluyan a una parte de nosotras, especialmente a las más vulnerables y silenciadas. No solo no cuentan con nuestro silencio también cuentan con nuestra abierta confrontación y repudio.
En otras palabras, el feminismo por el que luchamos no solo debe tener en cuenta las violencias y opresiones que son presas las mujeres por su sexo, sino también oponerse a las violencias que sufren las mujeres por su identidad de género, orientación sexual, raza, etnia, edad, condición migratoria, posición socioeconómica, discapacidades y diversidades funcionales, entre otras variables que pueden afectar negativamente a las distintas mujeres. Este feminismo, debe ser capaz de oponerse a cualquier exclusión y discriminación, y estar en constante construcción y desconstrucción, de acuerdo a las realidades de las distintas mujeres.
Creemos que el Feminismo en Venezuela debe tener identidad propia, autonomía y descentralización, en concordancia con nuestras realidades territoriales políticas, sociales y económicas, y con nuestra diversidad de mujeres. Y el principal pilar de este feminismo es la inclusión de todas aquellas y cada una de nosotras. Reconocemos la diversidad como un valor de la sociedad venezolana. Apostamos por el diálogo profundo y el reconocimiento a las discrepancias sobre los asuntos inherentes a nuestros derechos, pero nuestro límite es aquel donde se pretenda anular y menoscabar los derechos de cualquier mujer. Es imposible labrar un movimiento feminista venezolano unido si algunas pretenden cimentarlo en el odio, la discriminación y el silencio cómplice.
Hoy, más que nunca, exigimos la aprobación en Venezuela de una Ley de identidad de género; el cumplimiento del artículo 146 de la Ley de Registro Civil; la creación de una Ley de Crímenes de Odio y una Ley Antidiscriminación; protocolos de atención, despatologización y reasignación de sexo de las personas trans en el sistema de salud público; inclusión de las mujeres trans en la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y el reconocimiento y protección de las infancias trans en la Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes; la inclusión de la identidad de género en la Ley Orgánica de Trabajadores y Trabajadores como causa protegida de discriminación y despido; la aprobación de una Ley de Cupo Laboral Trans; y la protección a la vida de personas trans que se ven obligadas a ejercer la prostitución producto de la discriminación en el mercado laboral formal.
Lo decimos sin matices: Caminamos de la mano con las mujeres trans, lesbianas, bisexuales, asexuales e intersex y alzamos nuestra voz juntas, contra cualquier clase de transfobia, violencia y discriminación. Lo suscribimos especialmente en el Mes del orgullo y la resistencia LGBTIQ+ 2020
Por ellas.
Por nosotras.
Por todas y cada una de las mujeres.
A los 25 días del mes de junio en la ciudad de Mérida, capital de la diversidad en Venezuela
Lideresas feministas de la red Mérida Feminista y el Movimiento SOMOS.