Viacrucis, arte y marchas: así las venezolanas reclamaron sus derechos en la semana de la mujer

Por: María Angela Arellano

●     Arte, danza, performances, pancartas, consignas y manifestaciones en varias regiones del país en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
●     Organizaciones de la sociedad civil exigieron los derechos de las mujeres venezolanas.

«Un profesor me dijo que merecía más nota y que solo me la pondría dependiendo de cuánto le sonriera». La mañana del 8 de marzo de 2023, el viento movía el papel donde se escribió el texto. Fue colgado en un tendedero de post it como parte de la iniciativa “Cuéntanos tu experiencia como mujer dentro de la universidad”, de las dirigentes estudiantiles de la Universidad de Los Andes, Josymar Querales y Katherine Barrera, con la intención de que las estudiantes explicaran las situaciones de abuso o acoso dentro de la casa de estudios.

Esta y otras actividades como un viacrucis feminista, conversatorios, un encuentro interseccional, cineforos, performance, danza, arte y manifestaciones fueron parte de las actividades para conmemorar el Día Internacional de la Mujer en varias regiones de Venezuela desde el pasado 8 de marzo.

Organizaciones de la sociedad civil como Tinta Violeta (@tintavioleta), Movimiento SOMOS(@somosmov), Red Mérida Feminista (@meridafeminista), Guarafest (@guarafest.) y alianzas de otras iniciativas que apoyan la causa ejecutaron esta agenda en varios estados del país para reclamar por los derechos de las mujeres.

El origen de la conmemoración mundial de esta fecha fue el asesinato de más de un centenar de mujeres que exigían sus derechos laborales. La huelga de trabajadoras de la fábrica textil de Cotton, en New York, Estados Unidos, pedía un salario y horario digno, igual al de los hombres que hacían las mismas tareas. Tras varios días de protesta, el 8 de marzo de 1908, el propietario de la empresa cerró las puertas del edificio, le prendió fuego y mató a 129 mujeres que quedaron atrapadas dentro de la fábrica.

Luego de este suceso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reunida en su asamblea general en 1977, declaró esta fecha como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. De ahí en adelante, el 8 de marzo ha sido dedicado a visibilizar la ardua lucha de las mujeres por la igualdad de derechos que aún no se obtienen del todo.

«¡Me cuidan mis amigas, no la policía!»

La concentración en la Plaza de Milla de Mérida comenzó a las nueve de la mañana. Mujeres y jóvenes vestían de blanco o negro acompañadas de pañuelos naranjas, verdes y violetas. En las pancartas se observaban mensajes de aliento por la lucha de sus derechos. “Somos la voz de las que ya no están”, escribió una joven en su cartel mientras la multitud caminaba.

La corneta con música feminista dejó de sonar a un par de cuadras de la Gobernación del estado. Enseguida, al son del tambor que hacía sonar Ivannova Armas, directora del Centro LGBTIQ+, las manifestantes siguieron su voz y repitieron la consigna: “Me cuidan mis amigas, no la policía!”.

El grupo gritó hasta llegar a la primera parada, el Ministerio Público, donde las autoridades prometieron una reunión para conversar sobre las deficiencias en el cumplimiento de los derechos de las mujeres merideñas.

La caminata continuó hasta la sede de la Gobernación de la entidad, donde las voceras se dirigieron a los representante del Instituto Nacional de la Mujer en Mérida, (Inamujer). Poco después, la marcha se cruzó con una actividad de los educadores por el Día Internacional de La Mujer, justo al frente de la catedral de Mérida. Cada grupo se respetó y la tensión bajó.

«Luego de un año apenas estamos obteniendo receptividad por parte de las autoridades del estado», expresó Karol Moreno, directora de la Red Mérida Feminista.

A escasos metros de la Plaza Bolívar, el recorrido de la marcha finalizó en el Rectorado de la ULA, donde el rector Mario Bonucci y la vicerrectora académica Patricia Rosenzweig Levy reiteraron el apoyo a las mujeres universitarias que exigen la activación del protocolo contra abuso y acoso sexual en las universidades. Concluyeron que se discutirá en el próximo consejo universitario.

 A las dos de la tarde del 8 de marzo comenzó el encuentro interseccional de mujeres en el Centro LGBTIQ+ de Mérida. El panel estuvo conformado por siete mujeres entre quienes estaba Amalia Balza, una cacica de un pueblo indígena Quinaroque, ubicado en Lagunillas, estado Mérida, quien es bombera y T.S.U Forestal. Allí habló sobre el impacto que generó en su población y familia cuando se atrevió a creer en ella misma.

 «Yo no creía que era capaz de lograr todo lo que he construido hasta ahora, y es bueno, pero siento presión de mi familia porque al alcanzar el éxito siento que tengo que hacer todo perfecto, ellos tienen altas expectativas sobre mí. Seguiré realzando el nombre de los quinaroques», concluyó Amalia.

En el encuentro, que condujeron activistas como Verónica Zambrano, Linz Urbani, Vanessa Rosales, Victoria Dávila, Olary Ortega y Maria Alejandra Bustamante, también se habló sobre cómo lidiar con el acoso escolar y los micromachismos desde temprana edad y de cómo el liderazgo dentro de comunidades contribuye al crecimiento personal.

Se discutió de igual forma sobre la falta de espacios diversos para tejer la intersecccionalidad, experiencias personales sobre abortos de terceros y los desafíos de una mujer trans en Venezuela.

 . *Créditos: Runrun.es

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